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A Carolina. Feliz cumpleaños.

A mi gran amor, uno de mis grandes amores. Este cumpleaños me ha hecho ver que ya eres mayor, que has madurado, que el tiempo pasó aún más rápido de lo que venía viendo; espero que sea uno más de una infinidad que vas a cumplir y que estemos a tu lado, Carol.

Oh Carolina, mi pequeña niña, siempre creí que serías tan pequeña, que no crecerías nunca, oh, mi Carolina, siempre soñé con verte aquí y un día el hombre amado te trajo a mi lado. Oh mi dulce niña de ojos oscuros, oh, pequeña mía, ángel de alegría; cuando te quiero yo, cuanto te amo yo…
Mi dulce angelito, ya eres una niña, tienes tus ojitos grandes aún llenos de inocencia y tu sonrisa de leche ya esta descontando las primeras perlas.
Muñequita eres, vestida de rosa, mi niñita hermosa, mujercita suave, de mentira, niña, de verdad, mi amor.
Mi dulce chiquita nació de madrugada, un domingo era, un día tres del mes de octubre, en aquel otoño, del año cuatro, del siglo de hoy. Mi niñita hermosa, de cabeza redonda, con ojos vivaces, mirada de amor, cabello más oscuro que el ébano, piel blanca y rosada, era así; ella nació de mí, ella era lo más grande del universo, ella me dió la vida cuando se la di yo a ella. Ella todo me enseñó,
todo me dió; ella un universo en expansión, nuestro ángel de amor.

Chiquilla bonita, chiquilla hermosa, hoy cumples seis años mi amor, y solo puedo entregarte unas escasas letras, amada niña, unas escasas letras, no las más hermosas
ni las más brillantes, pero son sinceras. Pero son sinceras; vienen del corazón y son tuyas mi niña, como ese mi amor, como ese tú amor, nuestro amor, el que yo a ti te doy.

Al ángel más hermoso de la tierra, a uno de los (mis) dos ángeles más hermosos de la tierra: A Carolina, mi dulce ángel que hoy cumple seis años, muchos y pocos, pocos y muchos… ya desde esta madurez, esta vieja joven siente nostalgía y alegría, por ti, mi niña.
Esto te lo escribe una loca, (si, como tu me llamas a veces y con tanto cariño lo recibo), tú mamá que te adora, para la que siempre serás su bebé, aunque seas un día vieja, aunque un día me hagas abuela, sea como sea, siempre te amaré, siempre tendrás en mi una amiga, tenlo por seguro, tu amiga, la que más te querrá.

A mi Carolina, la más hermosa entre todas las princesas, porque aunque no tengas vestidos de lujo, ni tiaras ni coronas, no te hacen falta, porque tú como todas, princesa mía, eres princesa, las más hermosa del mundo para estos mis ojos.

A mi hija, la que hace que esas dos palabras se conviertan en las más hermosas, delicadas, y las que además de deleitar el paladar sean las que más llenan hoy. Felicidades mi bien, no solo hoy, siempre...

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